El semen ha de recibirse en el laboratorio lo antes posible (en un plazo de 1 hora como máximo después de su extracción), y dentro de lo posible libre de gérmenes, extremando para ello las condiciones higiénicas de recogida (lavado de manos previo, envase de recogida estéril,...).
Los espermatozoides se someten a varios procesos de “lavado” para librarlos de las secreciones prostáticas, y luego se concentran mediante métodos especiales de lavado por centrifugación.
Una vez procesados, se colocan junto a los ovocitos en el medio de cultivo, dentro de una placa de plástico, en lo que se conoce como fecundación in vitro (FIV). Esto ocurre entre 3 y 5 horas después de la punción ovárica. Si el número de espermatozoides es muy limitado, es posible emplear otros métodos de elaboración (lavado y concentrado) y, por supuesto, en los casos más extremos, la ICSI (Inyección intracitoplasmática de un espermatozoide).
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