La epilepsia trae problemas especiales para las mujeres, sobre todo en el embarazo. La epilepsia afecta a las mujeres de manera diferente: en sus ciclos hormonales y menstruales, en el embarazo, en la menopausia. También la eficacia del tratamiento de la epilepsia puede verse afectada por su estado hormonal o bien la epilepsia y su tratamiento podrían afectar a sus hormonas.
Los riesgos de un embarazo con epilepsia, son muy pequeños, si se realiza un seguimiento adecuado. De hecho más del 90% de las mujeres con epilepsia que quedan embarazadas tienen bebés sanos.
Lo mejor es tener embarazos planificados. Esto permite a los especialistas preparar previamente a la mujer con epilepsia. Lo ideal es acudir con antelación a un neurólogo especalista en epilepsia y a un ginecóloco u obstreta.
La epilepsia es el problema neurológico grave en la práctica obstétrica. La incidencia de la epilepsia es 0,3 hasta 0,5% en diferentes poblaciones de todo el mundo. La proporción de gente que toma fármacos antiepilépticos (FAE) oscila entre 4-9 por cada 1000 personas. La enfermedad y estos medicamentos pueden tener un impacto significativo sobre la función reproductiva, la elección de anticonceptivos y su eficacia. Durante el embarazo, los obstetras, neurólogos y médicos de atención primaria tienen la difícil tarea de garantizar la ausencia de convulsiones durante el embarazo y reducir al mínimo los posibles efectos adversos de los FAE en el feto así como de maximizar las probabilidades de un final feliz para la madre y el recién nacido.
Tengo epilepsia ¿Puedo quedar embarazada?
Estudios científicos demuestran un aumento de las tasas de disfunción sexual, amenorrea hipotalámica, hiperprolactinemia, menopausia prematura, aumento de los ciclos anovulatorios y síndrome de ovario poliquístico (SOP) en mujeres con epilepsia. En consecuencia, la fertilidad también es menor en mujeres con epilepsia, aunque las diferencias no son importantes con respecto a las mujeres que no presentan la enfermedad.
Las mujeres con epilepsia deben ser conscientes de que si toman antiepilépticos como el fenobarbital, primidona, fenitoína, carbamazepina, oxcarbazepina, felbamato y topiramato, la eficacia de los anticonceptivos puede disminuir. Sin embargo , la eficacia anticonceptiva no se ve afectada por fármacos antiepiléptics como el ácido valproico (VPA), zonisamida, benzodiazepinas, gabapentina, levetiracetam, pregabalina, tiagabina y vigabatrina.
Cuando sea necesario el uso de la píldora anticonceptiva, se recomiendan pastillas con mayor dosis de estrógeno (por ejemplo. 50 mg de etinil estradiol). Otros métodos alternativos son el acetato depo medroxi progesterona (DMPA), un dispositivo intrauterino liberador de levonorgestrel (Mirena) o métodos de barrera (condones, diafragma).
Tengo epilepsia ¿Puedo ser madre?
La epilepsia no es una contraindicación para el embarazo. Es importante tranquilizar a las mujeres acerca de la probabilidad de un embarazo sin problemas, pero también es crucial proporcionar asesoramiento preconcepcional, centrándose en la optimización de los antiepilépticos, suplementos de ácido fólico y en la administración de anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados y reducir al mínimo el riesgo de complicaciones.
El riesgo de malformaciones congénitas es mayor en las mujeres con epilepsia. En un esfuerzo para cuantificar dicho riesgo, un estudio finlandés confirmó que las principales malformaciones congénitas eran más comunes entre las mujeres que tomaban antiepilépticos (4,6%) frente a las pacientes que no recibían tratamiento (2,8%). Como agente único, el ácido valproico VPA tiene la mayor tasa de malformaciones, por lo que se recomienda evitar el VPA durante el embarazo siempre que sea posible.
Ha habido una creciente preocupación por los posibles efectos adversos de los antiepilépticos en el desarrollo mental del feto. El riesgo de malformaciones físicas graves se limita esencialmente al primer trimestre del embarazo, pero los efectos de los antiepilépticos en el desarrollo cognitivo pueden ocurrir durante toda la gestación. En un estudio poblacional a gran escala sobre los resultados del desarrollo temprano en hijos de padres con epilepsia, se vió que la exposición a los antiepilépticos durante el embarazo se asocia con retrasos en el desarrollo mental a los 3 años de edad (habilidades motoras inferiores, habilidades del habla inferiores, rasgos autistas) .
No hay mayor riesgo de malformaciones congénitas cuando se toma lamotrigina en comparación con as mujeres con epilepsia que no reciben tratamiento. Sin embargo, es importante equilibrar las dosis de antiepiléptico para obtener un menor riesgo de malformaciones a la vez que se mantiene el control de las convulsiones en la madre. El objetivo debe ser obtener un control de las crisis durante al menos 6 meses antes de la concepción y, si es posible, utilizar la menor dosis efectiva según el tipo de epilepsia. Los medicamentos se deben tomar en dosis divididas y una vez que se establece el embarazo, los medicamentos no deben ser cambiados. Las mujeres que quieran quedar embarazadas deben además tomar 5 mg de ácido fólico / día durante al menos 1 mes antes de la concepción y durante el primer trimestre.
Para la mayoría de las mujeres con epilepsia, la frecuencia de las convulsiones no aumenta durante el embarazo. Un período libre de crisis de 12 meses antes del embarazo se asocia con una reducción del 50-70% en el riesgo de sufrir convulsiones durante el embarazo.
El impacto de la epilepsia en la madre parece poco importante, aunque aumenta algo el porcentaje de bajo peso al nacer, menor puntuación en el test de Apgar, pre-eclampsia, hemorragia, desprendimiento de la placenta y prematuridad.
Es importante por tanto, que las mujeres con epilepsia que no reciben antiepilépticos sepan que no se encuentran en mayor riesgo de tener un bebé con un defecto de nacimiento.
Aunque el feto es relativamente resistente a los episodios de convulsiones, si estos son prolongados pueden resultar en una falta de oxigenación del feto y aborto. Por eso, aquellas mujeres con crisis más importantes deberán recibir anticonvulsivos. La protección al feto de las consecuencias de las crisis frecuentes es un argumento de peso para mantener el uso de antiepilépticos durante el embarazo.
Otra cuestión controvertida es si los antiepiléticos aumentan el riesgo de hemorragia en el recién nacido. Varios estudios científicos han cuestionado la recomendación de tomarvitamina K al final del embarazo después de no haber observado ningún aumento en las complicaciones hemorrágicas entre los neonatos nacidos de mujeres con epilepsia que tomaban anticonvulsivos.
Existe un mayor riesgo de tener una crisis en el parto. Las razones de esto son multifactoriales e incluyen escasa biodisponibilidad de los antiepilépticos, la privación de sueño, la ansiedad y la hiperventilación durante el parto. En todo caso, estas crisis epilépticas durante el parto sólo se dan en el 3,5% de las mujeres y los médicos especialistas suelen estar preparados para tratarlas de manera efectiva.
Todos los antiepilépticos se secretan en la leche de la madre. Por tanto, los beneficios de la lactancia materna deben sopesarse frente a los posibles efectos adversos de los fármacos en el bebé. Puede ser preferible para las madres que toman lamotrigina y levetiracetam abstenerse de la lactancia materna.