Cuando las mujeres estamos embarazadas, muchas de nosotras, por no decir casi la totalidad de las mismas, nos sentimos con cambios de humor donde podemos estar muy felices y, a los 5 minutos, ponernos a llorar por cualquier cosa.
Esos cambios van unidos a los cambios de carácter físico y social que estaremos experimentando durante el embarazo y que nos hace estar más susceptibles que de costumbre.
La mayoría de las realidades por las que pasa la mujer embarazada son:
La aparición de un nuevo ser creciendo en nuestro interior lo que hace que se provoque todo un cambio en el cuerpo que puede ser bueno o malo, pero la relación interior con ese ser, si no es deseado o va a generar problemas, puede provocar que la embarazada se sienta mal.
Al cambiar el cuerpo, cambia estéticamente lo que, para algunas mujeres, es una gran molestia y hace que muchas se nieguen a aceptar el embarazo (incluso escondiéndolo hasta el punto de vendarse la barriga con el fin de que no se le note).
También existe un cambio en el papel social, por ejemplo, deja de ser esposa para ser madre, lo que puede generar ansiedad en algunos casos.
Lo que sí se sabe seguro es que la mujer es consciente del embarazo casi desde el primer momento y eso hace que, si no está preparada psicológicamente, sea más propensa a sufrir depresiones. Esto provoca que nos demos cuenta de que está creciendo dentro de nosotras algo maravilloso pero también puede ser algo terrible y muchos nos ponemos a pensar en los gastos, en si seremos buenos padres,… Algo que genera mucha angustia.
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Esos cambios van unidos a los cambios de carácter físico y social que estaremos experimentando durante el embarazo y que nos hace estar más susceptibles que de costumbre.
La mayoría de las realidades por las que pasa la mujer embarazada son:
La aparición de un nuevo ser creciendo en nuestro interior lo que hace que se provoque todo un cambio en el cuerpo que puede ser bueno o malo, pero la relación interior con ese ser, si no es deseado o va a generar problemas, puede provocar que la embarazada se sienta mal.
Al cambiar el cuerpo, cambia estéticamente lo que, para algunas mujeres, es una gran molestia y hace que muchas se nieguen a aceptar el embarazo (incluso escondiéndolo hasta el punto de vendarse la barriga con el fin de que no se le note).
También existe un cambio en el papel social, por ejemplo, deja de ser esposa para ser madre, lo que puede generar ansiedad en algunos casos.
Lo que sí se sabe seguro es que la mujer es consciente del embarazo casi desde el primer momento y eso hace que, si no está preparada psicológicamente, sea más propensa a sufrir depresiones. Esto provoca que nos demos cuenta de que está creciendo dentro de nosotras algo maravilloso pero también puede ser algo terrible y muchos nos ponemos a pensar en los gastos, en si seremos buenos padres,… Algo que genera mucha angustia.
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