Frente a un embarazo bien controlado y que ha cursado con normalidad (sin la interferencia de patologías maternas y/ o fetales), la semana 37 de embarazo es el momento a partir del cual se considera que el recién nacido presenta la menor frecuencia de complicaciones al nacer ya que ha alcanzado un crecimiento y desarrollo que le permite adecuarse a la vida extrauterina. Es en este momento en que las expectativas y temores en referencia al parto comienzan a crecer siendo recomendable llegar habiendo recibido la información necesaria para vivirlo en paz y con alegría.
A partir de las 37 semanas de embarazo es esperable que se produzcan contracciones uterinas dolorosas las cuales varían en el tiempo en cuanto a su frecuencia, intensidad y duración. Es en este momento que hablamos de preparto, el cual es un período indeterminado que precede al trabajo de parto y se diferencia del mismo porque las contracciones uterinas dolorosas cesan con el reposo a diferencia de lo que ocurre en el trabajo de parto en que comienzan a producirse con una frecuencia de al menos 3 en 10 minutos.
Dado que cada mujer embarazada y cada embarazo en si mismo es único siempre es conveniente referirse a su ginecólogo/a para saber si se encuentra en preparto o ya ha iniciado el trabajo de Parto. De igual forma la salida de sangre o líquido a través de los genitales y la disminución o ausencia de movimientos fetales siempre son motivo de consulta con su ginecólogo/a o con el servicio médico del que disponga.
El trabajo de parto es un fenómeno normal para la mujer, tiene como objetivo la salida del feto a través de los genitales maternos.
Para que esto suceda se producen modificaciones a nivel materno y fetal, de las cuales nombraremos algunas:
Contracciones uterinas: Son involuntarias, se presentan de 3 a 5 en 10 minutos en forma regular durante la progresión del trabajo de parto, duran entre 40 a 60 segundos y se acompañan de dolor cuya intensidad es muy variable. El dolor de las contracciones durante el trabajo de parto es mejor tolerado por las mujeres que cuentan con buena información y apoyo familiar. Durante el trabajo de parto la frecuencia, intensidad y duración de las contracciones se controlan en forma clínica y/o mediante un monitoreo electrónico.
Borramiento y dilatación del cuello uterino: Como consecuencia de las contracciones uterinas el cuello del útero se borra (se afina) y se dilata (se abre) para permitir que progresivamente descienda la cabeza fetal a través del canal del parto. La dilatación cervical define el inicio del trabajo de parto cuando ésta es de 3 cm o mayor. Cuando es completa (10 cm) permite el pasaje del feto por la pelvis materna. La dilatación cervical será controlada mediante tacto vaginal durante la progresión del trabajo de parto a juicio del profesional actuante.
Membranas ovulares o "Bolsa de las Aguas": Son las estructuras membranosas que contienen al feto y líquido amníotico. Cumplen el papel de contención y protección del feto hasta que se rompen normalmente en forma espontánea, ocasionalmente en forma artificial por parte del ginecólogo/a durante el trabajo de parto. Se encuentran tensas como consecuencia del aumento de la presión que producen las contracciones del útero. La rotura de membranas no es dolorosa para la madre ni para el feto y permite exteriorizar el líquido amniótico en el cual el feto se encuentra . Las características de este líquido en el que el feto "nada" (color, olor, aspecto) son importantes para el equipo de salud que asiste el trabajo de parto y parto por lo cual deben esta siempre supervisadas por el mismo.
Feto: En los humanos, la mayoría de los embarazos se producen con un feto único que se ubica longitudinalmente en relación al cuerpo de la madre con la cabeza hacia la pelvis materna (presentación cefálica). Esta situación obstétrica es la más favorable por las pocas complicaciones maternas y fetales que produce. En el transcurso del trabajo de parto el feto va acomodándose y progresando en su descenso desde el abdomen materno hacia la pelvis a fin de ocuparla progresivamente y salir de ella a través de los genitales maternos hacia el exterior , cumpliendo así un mecanismo normal de parto en presentación cefálica . El descenso de la cabeza fetal y su variedad de posición serán serán controlados en el transcurso del trabajo de parto por el equipo de salud actuante
Frecuencia cardiaca fetal: Varía entre 120-160 latidos por minuto y se controlará periódicamente durante todo el transcurso del trabajo de parto con estetoscopio y/o medios electrónicos. El control de la frecuencia cardíaca fetal es de gran importancia porque nos permite vigilar la vitalidad fetal.
El parto normal se produce entre las 37 y las 42 semanas de gravidez, la Fecha Probable de Parto ( FPP) calculada para cada embarazo fija el día en cual se cumplen las 40 semanas de gravidez, término medio entre los límites normales del fin del embarazo.
Una vez iniciado el trabajo de parto mediante los controles que antes describimos, el mismo progresará hasta llegar al período en el cual se expulsa al feto del útero materno, este momento transcurre en sala de partos y presentan nuevamente fenómenos activos que favorecen la salida del recién nacido,
Pujos: Se trata de la fuerza muscular con la que contribuye la mujer para que se produzca el parto. Lo realiza mediante la contracción de los músculos de su abdomen y del tórax. Los pujos deben precederse de una inspiración profunda y la fuerza debe ser mantenida durante toda la duración de la contracción uterina. El deseo de pujo se percibe por la parturienta como una sensación similar al deseo de "movilizar el intestino". el mismo aparece en algunas situaciones en forma precoz (antes de la dilatación completa) debiendo comunicarlo al equipo actuante.
Con deseos de pujo y en presencia de su ginecólogo/a la madre será guiada hasta lograr el descenso de la cabeza fetal. Con el descenso de la cabeza fetal en el canal de parto es que su Ginecólogo/a valora la necesidad o no de realizar una "episiotomía". La Episiotomía es un corte de piel, músculos y mucosa vaginal que se realiza bajo anestesia local a fin de prevenir desgarros de esos mismos tejidos y por tanto disminuir las complicaciones ( digestivas, urinarias, prolapso, etc) que podrían ocurrir si se produjeran desgarros. Es en esta instancia que se produce el parto de la cabeza fetal en principio, luego salen los hombros, el tronco y los miembros todo lo cual ocurre rápidamente y acompañando los procesos antes descritos.
El profesional que asiste el parto ligará el cordón umbilical que une el recién nacido a la placenta y luego lo cortará , para entregar el recién nacido al pediatra/ neonatólogo y su equipo ,los cuales se encargan de la recepción y valoración del recién nacido en un lugar especialmente acondicionado a tales fines en sala de partos.
Ya en esta etapa del parto resta el "alumbramiento" que es la expulsión de la placenta la cual se produce en su gran mayoría en forma espontánea luego de algunos minutos.
La episiotomía ( si fue necesario realizarla ) se sutura bajo anestesia local con material que es reabsorbido por el organismo no siendo necesario retirar los puntos de sutura en diferido. En este momento la madre es higienizada y luego trasladada a su habitación en la cual , si todo transcurre normalmente ( tal como ocurre en la gran mayoría de los casos) se encontrará con su recién nacido hijo/a, permaneciendo ambos allí el tiempo que el equipo de salud que los asiste a ambos ,juzgue prudente. Aproximadamente este tiempo se aproxima a los dos días para un parto normal sin complicaciones maternas ni en el recién nacido.
El parto en si mismo es un momento mágico para todos quienes participan en él ; pero principalmente es una instancia única e inolvidable en las vidas de sus protagonistas: madre , padre y recién nacido , por ello es que debe ser vivido plenamente y con alegría .